Page 35 - LÍRICA SUB ATÓMICA

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café y sanguchitos.
Conseguí unas estampitas de Apis,
el toro sagrado de los egipcios
que me las sacaron de las manos.
También me fue muy bien
con los mates forrados
con la piel de las bolas de toro.
El caso es que transformé mi departamento
en una santería y regalería,
Y en muy poco tiempo
hasta pude comprarme un cero kilómetro.

Cuando me puse a estudiar a Apis
encontré algo muy interesante.
En los antiguos templos
existía una ventana a la altura de la cintura
donde las mujeres mostraban su sexo
para obtener la gracia de la fertilidad.
Así que construí una ventanita y
me encargué de transmitir la tradición
sólo que modernicé un poco el mito.
No sólo fue un negocio redondo sino
que la cantidad de sexo que tuve
llegó en un momento a darme asco.

Todas las noches de verano
después de atender a la última mujer,
desnudo y a la luz de la luna
hacía la plancha en la Pelopincho.
El toro de mi vecino Job adentro de su pileta
me miraba con un tono indescifrable.
Me pregunto si él miraba mis bolas
filosofando sobre su vida
y sacando conclusiones patéticas.
No puedo no contarles
que fuimos todos en cana
y yo tengo varios juicios por posible paternidad.

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