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haciendo más y eficientemente, puedan labrar por sí mismos y por sus propios criterios personales su
futuro.
Dentro de un estado que no sea protector, formalista, ni rígido, es decir, con un accionar
evolutivo que aplauda y promocione la imaginación, y su consecuente eficacia, por ser el motor impulsante
de toda realización material, espiritual o cultural.
Existirá la Nueva Argentina que soñamos en la medida en que cada uno de nosotros nos
juramentemos vivir en una democracia responsable. Convengamos que esta forma de vida es infrecuente
en nosotros y, por tanto, exigirá más trabajo que vivir en autocracia o dictadura.
Todas las libertades consagradas por nuestra constitución –tales como trabajar, asociarse
libremente, expresar ideas sin censura previa– exigen un grado de adaptación y conciencia tal que sin ellas
se transforman en el libertinaje que justifica al despotismo.
En el accionar Municipal radica la más eficaz y cercana posibilidad de que un pueblo apren-
da a transitar en libertad y democracia sin muletas, ni protecciones del estado.
El uso debido, de esas libertades y garantías, exige involucrarse personalmente en las
cuestiones, impone hacer cartas personales o abiertas, o sea el derecho de peticionar responsablemente
ejercitando mezclarse en reuniones vecinales o asociaciones de bien público.
Requiere dar la cara y perder temor a la proyección de la imagen propia en la prensa, cuan-
do una cuestión exige el planteamiento y la colaboración en la decisión por parte de quienes se verán
afectados.
Pero también exige el cuidado y atención de los representantes elegidos libremente. Va
involucrado en ese cuidado el exigir cuentas al gobernante para que vele por la eficiencia del sistema, ya
que una democracia asentada en gobiernos ineficientes está condenada al fracaso.
La democracia moderna por su complejidad y las prestaciones a su cargo exige todos los
días del año de dedicación exclusiva, por tanto, debemos ser optimistas en relación al éxito de la labor a
emprender. Si todos realizamos esta tarea, de esa manera, la semilla que acabamos de plantar producirá
frutos que nos alejará definitivamente de los días aciagos que transitamos donde todo lo relacionado al
futuro es incierto y confuso.
Consciente e inconscientemente, debemos darnos cuenta de que la cómoda manía de des-
ligar responsabilidades para vivir cada uno en forma egoísta y confortable nos ha llevado a una complica-
ción social que nos afecta a todos.
Para zafarnos de ese comportamiento disociante, el estado en su instrumentación política
requiere conocimiento y eficiencia, no habiendo margen para la improvisación.
Donde se asignen prioridades para superar el subdesarrollo creciente, que padecemos,
combatiéndolo con políticas imaginativas y con aplicación de nuevas tecnologías, implementadas para
el servicio del hombre. Esa suma de esfuerzos espera el aporte de sugerencias del vecino que con su rica
inteligencia pueda mejorar las soluciones esbozadas.
Es un imperativo de la democracia funcional, no meramente formal, que tendremos que
consolidar entre todos, fundamentalmente para su perdurabilidad, a través de la apertura cada vez mayor
del área de decisiones del poder municipal, a la intervención del mayor número posible de protagonistas
que serán más que los que se requieren para una democracia formal, o sea la asentada sobre ciudadanos
mayores de 18 años, sino que abarca a todas las pirámides de las edades, con inclusión de los extranjeros
residentes.
La participación en un presupuesto defensivo, apto y eficiente con que cuenta la democra-
cia, ya que si todo un pueblo es quien está tomando parte en las decisiones que hacen a su mejor y eficiente
estilo de vida, cada vez que este sea atacado, la sociedad reaccionara defensivamente, por cuanto es tanto
más defendible aquello que se ha contribuido en crear, con la seguridad de que contaré con todos y que en-
tre todos defenderemos lo que pretendemos construir; prometo que toda decisión importante que asuma,
con influencia en el estilo del mejor vivir, será acompañada de la debida notificación, para manifestarse a
través de su tan variada gama, atravesando por influencias, presiones, reacciones, hostilidades, es decir,
todo lo que conforma el consenso y disenso, de modo tal que, de la síntesis de los pro y contra con los
anteriores estudios, surja la decisión conveniente.

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