Page 10 - 14-POEMAS PARA LOS NIÑOS-1935
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Poesías Completas Alfredo R. Bufano
¡Es Paco Panqueque! ¡Son sus fieras huestes!
Marchan entre olores de miasmas y pestes,
guiadas por el ogro tremendo y feroz.
Por donde ellas pasan, corceles de Atila,
todo se destroza, todo se mutila,
bajo la llorosa mirada de Dios.
En un verde valle Pirimpilo y Paco
se encuentran. El ogro cara de mataco
ruge; Pirimpilo sonríe feliz.
El ogro da voces de mando a su tropa,
muge, grita, brama, se para, galopa,
mientras se enrojece su enorme nariz.
¡Ay, qué tremolina! ¡Ay, qué batahola!
El ogro su espada terrible enarbola;
mira a Pirimpilo con hambre brutal;
la tropa lo azuza, le grita, le brama,
le grazna, le ruge, lo oprime, lo aclama,
entre los acordes de un himno infernal.
Pirimpilo aguarda dichoso, tranquilo.
Su vara del cinto saca Pirimpilo.
La esgrime ante el ogro ciego de furor.
Este se revuelca sobre su montura,
se tuerce, se araña, blasfema, perjura,
pues lo invade un hondo sueño abrumador.
Por fin, en su jaca se queda dormido.
Su gran regimiento se ve ya perdido,
pero avanza, loco, dispuesto a morir.
Pirimpilo esgrime su vara bendita;
y al rato, la tropa del ogro dormita
bajo el luminoso cielo de zafir.
8 Carlos Barros Ediciones