Page 29 - CIRCULOS CERRDOS
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Juan Carlos Fernández
poner en peligro a nadie más, tendrá que hacerlo muy a pesar suyo y
de la pobre víctima.
-¿A quién le importa este enfermo, se es un terrible hijo de
puta?- pensó tratando de encontrar una posible justificación, a lo
que está por llevar a cabo. El cabron este ya tiene los días contados,
solamente le voy a quitar algunos.
El elevador se detiene en el quinto piso, al abrirse las puertas
el largo pasillo se le presenta despejado, solo dos o tres personas
duermen abatidas sobre los bancos contra la pared, tratando de
recuperarse del trajín de una noche insomne.
El sol de la mañana se filtra por un gran ventanal, dibuja
sobre las paredes, extrañas y dantescas sombras, que terminan
pareciéndole lúgubres, retorcidas y malévolas.
Situado frente a la habitación 218 alcanza a observar que solo
hay una cama, y que el hombre se encuentra solo, lentamente se
acerca tomando todos los recaudos necesarios.
Parado a los pies del lecho advierte que el tipo viaja vaya a
saber por qué lugares, producto del coctel farmacológico que reciben
sus venas en ese instante. Se acerca lo que más puede y
arrastrándose por detrás de la cama, da una mirada hacia todos
lados; la soledad y el abandono en el lugar eran absolutos.
Solo se escuchaban los sonidos de los aparatos a los cuales
estaba conectado, desesperado busca como hacerlo.
Abajo a un costado de la mesa de luz encuentra un
enchufe, le da un tirón en ese momento se apagan todos los equipos.
La sordina que se produce en ese instante, la siente como si
fuera la antesala de la muerte. En el mismo momento que él se
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