Page 7 - ASESINO
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—Introducción—
El atronador ruido que suelta la reja metálica, al golpearse
contra el borde de cemento, se irradia en todas las direcciones. Dentro
del hoyo se reproduce en forma intermitente, un eco lastimoso e
hiriente para sus oídos.
Esa la inequívoca señal, de que han cerrado la compuerta. Con
el pasar de las horas, el miedo, la oscuridad y el silencio se magnifican.
El pozo en el cual lo han arrojado, es húmedo, profundo y
viscoso. Debe tener un metro de diámetro, centímetros más,
centímetros menos y unos cuatro metros de profundidad.
Ha perdido la cuenta, de los días que lleva encerrado allí abajo.
Le duele el cuerpo entero, tiene sed, hambre y frio. Sobre su
esquelética y deformada silueta, cuelgan finos y lánguidos girones de
tela. Son restos exiguos, de lo que unos meses atrás, fueran una
remera y un pantalón. Es imposible, distinguir la diferencia entre ellos.
Los tiene pegados al cuerpo, están bañados por el agua de lluvia y por
su propia orina.
El cansancio lo acosa constantemente, apenas ha podido dormir
en los días que lleva allí abajo. Ha intentado mil formas para hacerlo,
pero ninguna le ha servido demasiado.
La última que puso en práctica, fue la que más resultado le dio.
Colocó su espalda contra el muro, separó lo que más puedo las piernas
y cerró los ojos. Mantenerse en equilibrio fue su primer problema, el
segundo, apareció apenas unos segundos después, de la primera
caída.
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