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WALTER FELIPE FRANCHETTI
Apertura Periodo De Sesiones Ordinarias Del
Honorable Concejo Deliberante (1985)
San Rafael, 2 de mayo de 1985.
PALABRAS MÁS UTILIZADAS
CONSTRUCCIÓN (20) CALLES (12) MUNICIPAL (10) DESARROLLO (8)
SAN RAFAEL (14) OBRAS (11) OTRAS (9) DISTRITOS (8)
CIUDAD (13) RECURSOS (11) MIL (9) AGUA (8)
NACIONAL (13) REPARACIÓN (10) ACCIÓN (8) PESOS (8)
SOCIAL (12) ARGENTINOS (10) PESOS (8) PROVINCIA (8)
A un año y medio de gobierno, del ejercicio pleno de las instituciones y la vigencia de la
Constitución Nacional, mal podemos tomar como hilo conductor de este mensaje la importancia de vivir
democráticamente. Digo, mal podemos tomar, porque no es necesario abundar sobre lo que todo habitan-
te ha podido vivir, comparando el presente con el célebremente triste “proceso”. La Democracia, si bien no
es un sistema de gobierno perfecto, al menos es el mejor que se conoce o el menos malo.
Entendida entonces la significación del goce de derechos naturales al hombre e inaliena-
bles, importa si reflexionar acerca de cómo afianzar y prolongar en el tiempo el estado de derecho, la
vigencia de las instituciones, la libertad, la justicia; en síntesis, el estado democrático, hoy tan atacado. Nos
incumbe a todos terminar con la decadencia en la Argentina.
Creo que es preciso, en primer lugar, ejercitar la memoria y repasar lo vivido durante el
gobierno de facto; analizar criteriosamente el estado en que entregaron el país a las autoridades demo-
cráticas, elegidas por el pueblo. Luego, contestarnos si ese cuadro de situación heredado (deuda exter-
na, economías regionales destruidas, empresas quebradas, otras en manos del Estado como solución de
emergencia, desaparecidos, especulación, etc., etc.) era dable revertirlo en poco tiempo y sin el sacrificio
de todo el pueblo argentino.
Hecho lo planteado, aplicando la recta razón, convendrán conmigo que una vez más los
argentinos demostramos impaciencia y queremos ver, antes de tiempo, las soluciones a problemas que
nos aquejan de antigua data.
Hoy todos reclamamos “nuestros derechos” y pretendemos que, en medio de las ruinas,
se nos otorguen “nuestras demandas”, sin dar tiempo ni tener en cuenta si existen posibilidades para ello.
Esto es una irresponsabilidad que acelera la caída en abismos más profundos.
Gobernar es prever, actuar sobre la realidad para evitar males futuros y, como dice la Cons-
titución Nacional, promover el bienestar general. Esta obra debemos realizarla todos, pero es preciso que
se intensifique por parte de quienes tenemos obligaciones superlativas, para evitar que se siga engañando
y distorsionando la realidad. Por ello es necesario apelar a la responsabilidad, no sobre tal o cual persona,
ni a quiénes incumben tales o cuales hechos, para adjudicarles su culpa en los mismos. No, todo lo contra-
rio. Hay que sostener que todos y cada uno de los ciudadanos, en todos y cada uno de sus pensamientos y
acciones deben asumir la responsabilidad que les incumbe en el desarrollo de los acontecimientos, aun en
los errores. Sin esa responsabilidad nada se puede modificar, nada se puede enaltecer, porque nada hay
para valorar.
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