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Indudablemente, en la aspiración misma de modificar las estructuras orgánicas y funcio-
       nales del Estado Municipal en cada uno de los periodos, está implícito el reconocimiento de un modelo
       burocrático (consolidado a fines de siglo XIX y principios del XX), en profunda crisis. Es que este modelo
       conceptual, en palabras de Ramio, resulta “excesivamente encorsetado e incluso castrador, en el que los
       procesos importan mucho más que los resultados y sus impactos. Cualquier gestor público dedica una
       parte importante de su tiempo a «hacerse trampas al solitario», es decir, extorsionar y buscar vías alterna-
       tivas para saltar las reglas del juego burocrático y lograr la eficacia y eficiencia de sus actuaciones” . Esta
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       realidad nos impone la necesidad de diseñar un modelo de gestión pública municipal dinámico y sencillo
       que reconcilie al ciudadano con el estado desde la simplificación de sus trámites y no se presente como un
       aparato pesado y agobiante (de intrincados vericuetos) que muchas veces se queda con la iniciativa y las
       ganas de los ciudadanos emprendedores.

                 Por lo tanto, desde la visión extraída por los Intendentes, y haciendo propia la aprecia-
       ción de los autores –Naser y Rámirez-Alujas– que destacan que, en la actualidad, el índice de satisfacción
       ciudadana con el Gobierno es bajo, las estructuras burocráticas son ineficientes, y la participación de la
       ciudadanía se da en instancias cuyo impacto real en la comunidad es nulo, hacen imprescindible agudi-
       zar la creatividad, extremar el trabajo y asumir con coraje la decisión de desarrollar un nuevo modelo de
       Gobernanza con estructuras receptivas de esa realidad, y con capacidad para construir una democracia
       participativa y colaborativa.

                 El camino para salir de esta encrucijada es adoptar el paradigma de Gobierno Abierto como
       matriz articuladora de todo el proceso de gestión pública. La planificación, el presupuesto, la inversión, la
       ejecución, y el seguimiento y la evaluación de políticas, programas y proyectos públicos deben basarse en
       esta nueva teoría, que conlleva una transformación de los valores y las estructuras de las administraciones
       y sus gobiernos. Gobierno abierto es colocar el resultado por delante del procedimiento, abandonar las
       tautologías administrativas, propiciar la democracia deliberativa en todos los puntos de las administracio-
       nes y abandonar el concepto de administrado por el de ciudadano .
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                 La necesidad de generar una reforma de la estructura orgánica funcional del Municipio
       encuentra sus justas razones en el anacronismo que presenta en la actualidad el diseño territorial, ad-
       ministrativo y funcional del sistema municipal, ya que el mismo data –en su gran mayoría o en su parte
       estructural- del Siglo XIX, por ende, sus preceptos se ajustan a la infraestructura, las tecnologías disponi-
       bles y tareas que se suponían propias del Estado local en aquella primera mitad de siglo, por lo que hoy la
       expectativa ciudadana sobre el nivel de respuesta del municipio excede ampliamente sus competencias
       legales. Por ello, es entendible la preocupación durante los distintos periodos desde la recuperación de
       la democracia por modificar o generar la mentada reforma integral, necesidad que está íntimamente re-
       lacionada con el desarrollo de nuevas competencias por parte de los Municipios, el modelo de gestión y
       su consecuente imperativo de modificar la Constitución Provincial y la Ley Orgánica de Municipalidades,
       como analizamos precedentemente.

                 Sin lugar a dudas, plantear la reforma de la estructura orgánica, es también repensar la
       gestión del recurso humano, reconocer la familia municipal desde la capacitación constante y la remune-
       ración digna, romper viejos estigmas para dar paso a una nueva visión y percepción de los trabajadores
       municipales, que sea sinónimo de seriedad, profesionalismo y honestidad.
                 Ante las limitaciones expuestas precedentemente, otro tema que surge en la agenda
       pública es el Asociativismo Intermunicipal como una “búsqueda por resolver los problemas emergentes
       de jurisdicciones municipales anticuadas, que no responden a la configuración territorial de los procesos
       sociales contemporáneos” , búsqueda que no fue ajena a las preocupaciones y proyectos de nuestro De-
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       partamento, que contó con numerosos intentos, de los cuales me permití traer a colación a los siguientes:

                 10   Ramió, 2017.
                 11   César CALDERÓN; El desafío del Gobierno Abierto en la hora de la igualdad; 2012.
                 12   Daniel CRAVACUORE; “El Asociativismo Intermunicipal en América Latina”, Universidad Nacional de Quilmes.
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