Page 18 - SEDA
P. 18
www.https://librosargentinos.com/inicio/
Seda
Thiago un niño muy pequeño que abría y cerraba una canilla de la
plaza, por lo tanto se mojaba las zapatillas y no había manera de de-
tenerlo. (Es ahí donde pienso con fuerza extrema que lo terco de los
niños los hace crecer sin culpa alguna, porque si yo me dejo la canilla
abierta, hago estragos y la boleta de obras sanitarias me lo recuerda y
me reprime.
Estoy contando un cuento breve entre la ensalada para el asado, mien-
tras recibo unos mates de mi suegra (90), me encuentro en ésta difícil
y grata situación que me atrapa de cuando en vez, y cuando un niño
me enseña lo que yo no sé. Porque los adultos no sabemos nada acerca
de los niños ¡nada!
Thiago, le digo suavemente, no abras la canilla, a veces salen arañitas,
mi pretensión era preocuparlo y asustarlo un poquitito nomás.
El niño me miró fijo y dejó la canilla, ¡funcionó! dije, pero no, no fun-
cionó nada. Thiago me trajo una arañita viva del pasto y me la dio, la
puso en mi mano y yo temblé. Yo temblé y disimulé mi miedo a las
arañas, porque Thiago me estaba demostrando que las arañas, salgan
de las canillas o del desierto de Sahara, no hacen nada, los que hace-
mos algo dañino somos nosotros con las palabras y los temores que
desconocemos.
Thiago es fruto de un nacimiento tal vez no proyectado, es muy her-
moso, su mamá muy valiente y él solo sabe que el amor está a su altura
porque es muy pequeño, y la altura es el pasto donde están las arañas
y las florcitas silvestres que corta para su mamá. Fin. Norma asustada
por la lección del miedo.
¡LA PUCHA QUE VALE LA PENA LA VIDA! Cualquier semejanza
con la realidad es pura coincidencia, (a veces)
De alguna manera dejamos una siembra en la cultura que florece en
algunos ojos que nos lean y se emocionen con nosotros. Los escritores
encontramos un geniecillo en las lágrimas, más que en el rocío de la
primavera en fronda. Y ahí es cuando somos seres extraños, tan desco-
nocidos, tan reales, tan vulnerables...
16