Page 20 - SEDA
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                                         Seda


            SEDA Y SAL
            Nora Sánchez Martínez

            La sal es el alma de la tierra y el sabor de la vida.
            Se hamaca en las olas y se adorna con las puntillas de la espuma.
            Se acuesta en un colchón de nieve y se convierte en espejo.
            Nace en tus ojos, se desliza como seda silenciosa por tu mejilla, a tra-
            vés de la lágrima que al desembocar en tu boca, estalla con el llanto o
            navega en tu alegría.
            Por eso  debemos  consumir nuestra dosis invisible de sal, para  evitar
            convertirnos en dispositivos insípidos.
            La seda nos envuelve cuando nacemos y cuando nos vamos.
            ¿Por qué se escribe? Es la pregunta más fácil y la más difícil de respon
            der, ayer un gran  escritor que  nos visitó  nos  dijo que  era para  liberar
            fantasmas o demonios  y  dijo  que  esa pregunta se  la habían  hecho en
            Cuba y no tenía respuesta, solo salió eso, y es verdad es una pregunta
            que a los que escribimos nos sorprende detrás de la puerta o debajo de
            la cama. Yo lo hago desde niña, desde ese lugar sé que era un hobby, un
            pasatiempo, tal vez un don, pero era agradable, era un tiempo de jugar
            con un lápiz con vida propia y un cuaderno agradecido que recibía
            la caricia de las letras, porque si estoy segura que un papel en blanco
            espera como a su gran amor que lo ame la letra, lo rasguñe un rayón, le
            haga cosquillas un dibujo de niño.
            ¿Para qué escribimos? Si, para liberar fantasmas y también liberar
            nudos  y nudos entrelazados que nos  ahogan y los artistas  desatan los
            nudos cantando, pintando, escribiendo y actuando. La  expresión  li-
            bera y es muy creativa, tanto que  no  existiría la historia  del  arte sin
            los maestros de la expresión, y para eso  estamos los que  escribimos,
            básicamente  porque nos gusta, nos  hace  jugar y en mi caso saco la
            niña que  va conmigo  desde que aprendí a escribir, la niña  crece y  su
            escritura también y ya afloja la lágrima, y ya viene el llanto y una vez
            que se escribió lo que dolía, viene el alivio, el sana, sana y la reflexión y




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