Page 15 - NUESTRO-HIJO-ASPERGER
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resto que nos rodeaba eran fincas abandonadas, estábamos
bastante retirados de la ciudad.
El estado de angustia comenzó a apoderarse de mí y lo
único que hacía era pedirle a Dios que mi hijo estuviera bien.
Estaba casi paralizada; no podía hacer nada. Sólo esperaba
que el tiempo pasara y ellos regresaran.
En la guardia después que lo atendieron y comenzó a
reaccionar le dicen a mi esposo que lo lleve a la casa, lo observe y
que al otro día lo lleve al pediatra que lo atendía para un mejor
seguimiento.
Nunca tuvo una herida, un hematoma o algún corte. Jamás
presentó algo que físicamente se viera a simple vista, ni siquiera
un mínimo raspón.
Recuerdo claramente que solo salía al patio a mirar a mis
hijos y era tan grande el miedo que tenía que no podía hacer
nada. Solamente le pedía a cada instante a Dios que nuestro niño
estuviera bien.
Después de alrededor de tres horas regresan a casa, al
verlos entrar me volvió el alma al cuerpo, salí y lo tomé en mis
brazos, lo besé y lo acaricié.
Su mirada era distinta y al cabo de dos o más de tres horas
de permanecer en la casa comenzó con vómitos al principio eran
distantes uno de otro. A medida que avanzaba la madrugada se
fueron repitiendo cada vez más seguidos.
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