Page 18 - NUESTRO-HIJO-ASPERGER
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brillaban en el inmenso cielo azul, salimos cabizbajos alrededor
de las diez de la noche y nos fuimos directamente a la terminal
para sacar los pasajes y viajar a Mendoza.
El primer colectivo que salía de nuestra ciudad era a las
cinco de la mañana, mi hermana Adriana se quedó con nuestros
hijos Adrián e Irina. No teníamos dinero, era una época muy
espinosa, solo preparamos ropa para Andrés y nosotros íbamos
con lo que llevábamos puesto. Tampoco teníamos dinero para
estar allá. Sólo partimos en busca de una mejoría para nuestro
pequeño queríamos que se sanara cuanto antes. Tampoco
teníamos tiempo para pensar todo lo que le había pasado.
Vivíamos lejos del centro, esa madrugada el auto precario
con el que contábamos no nos arrancó, unos chicos que venían
de un boliche nos acercaron hasta el colectivo. A esa hora
tuvieron que ir a encontrar el transporte que ya había salido
rumbo a la capital provinciana.
Al llegar al hospital explicamos del lugar donde veníamos y
extendimos la nota que llevábamos del médico que nos había
hecho la derivación.
El neurólogo que nos atendió llamó al Instituto de Medicina
Nuclear y en unos minutos más nos dirigíamos a ese lugar en
una ambulancia. Era un día sábado al llegar a ese centro nos
estaban esperando en la puerta, ese día no atendían al público
solo hacían guardias de urgencia.
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