Page 17 - VENGANZA
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Corta… levanta la vista hacia el cielo, la noche se ha cerrado
las estrellas brillan por miles. Sopla una brisa fresca y liviana, que
no para bajar la temperatura. El calor se hace insoportable, otra
noche imposible para dormir, piensa.
Ya dentro de la casa mientras llena un vaso de agua, se le
dibuja en los labios una sonrisa maliciosa y altanera. Ahora van a
ver quién es el “Mono” dice en voz baja, antes de entrar al cuarto
de los niños y besarlos cariñosamente.
Activa las alarmas se quita la ropa, coloca la nueve milí-
metros en el cajón de la mesita de luz. Hurga ansioso debajo de la
almohada y encuentra el 22 corto. Besa a su mujer en la frente, fi-
nalmente acariciando la empuñadura del arma se duerme satisfe-
cho.
Capítulo 4
“La paz que antecede a la tormenta”
La comisaria ha tomado un nuevo rumbo desde que Seve-
rino se ha hecho cargo, ahora el sol entra por todas partes. Tanto
entra que en algunas oficinas, los aires acondicionados no dan
abasto para enfriarlas. Las paredes han sido reparadas a nuevas,
los calabozos brillan ampulosos. No tienen nada que envidiarle, a
una habitación de cualquier hotel. Los milicos visten uniformes
como la gente y los móviles aunque todavía son pocos todos
funcionan. En fin todo marcha sobre ruedas.
Desde aquella vez nada se ha sabido de Mauro Rossetti,
pareciera que se lo hubiera tragado la tierra. Tampoco le ha pues-
to mucho empeño en buscarlo, tiene al responsable mayor entre
rejas, y el pueblo tiros más, tiros menos sigue subsistiendo.
Él es un perro viejo y como tal, hace rato que viene olfa-
teando algún quilombo, demasiada tranquilidad no es buena.
Eleonora ha encajado perfectamente en su vida, sus hijos la han
aceptado sin hacer preguntas. Es verdad que la diferencia de edad
es notoria, pero como dicen por ahí, para el amor no hay edades.
Sigue trabajando de encubierto cuando hace falta, últimamente es
muy poco lo que la ha utilizado. Salvo para seguir dos o tres
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