Page 12 - VENGANZA
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                El encierro no le está cayendo muy bien, ha sido siempre un
           tipo violento, la verdad es que no puede ocultarlo lo lleva a flor
           de piel. Hacen algunos  días, se cruzó muy feo en el baño con un
           peruano drogón y  comemierdas,  a  quien el mismo  años atrás
           había metido en cana.
                Se encontraron cara a cara una cosa llevo a la otra, la cues-
           tión es que en pocos minutos terminaron trenzados en una feroz
           pelea. El peruano tuvo suerte esta vez, se lo sacaron de las manos
           antes de que lo matara. El gordo le dio una paliza tan grande, que
           todavía lo tienen en el hospital con diagnostico reservado.
                El penal no tiene nada diferente a cualquiera de los  otros
           que existen en el país, está  plagado de internos. Los pabellones
           son multitudinarios, en ellos conviven quienes mataron a su
           abuela, los que roban bancos y los chorros comunes. Los únicos
           que están separados de los  demás  son los violadores, llamados
           también “Pitos duros” o “Pitotos”. Ellos saben que si por alguna
           razón, se cruzan con un interno de otro pabellón serán boleta, se
           cuidan como de mearse en la cama. Muy pocos presos tienen la
           suerte de tener su propio “Cuartito”, como le dicen allí adentro a
           las celdas en las que hay un solo interno.
                El sapo es uno de ellos por lo menos hasta que la guita le
           alcance, o el director cambie de parecer seguirá teniendo la misma
           suerte.
                Las cárceles son cada vez más peligrosas, hay tanto crimen
           y escoria en las calles que una vez que alguien ingresa en ellas, ya
           nunca  más vuelve  a ser  el mismo.  Se  han transformado  litera-
           mente hablando, en  una  máquina  de triturar carne humana. El
           hacinamiento es tal, que poseer una frazada para cubrirte del frio
           por las noches, te transforma en un potentado. Ni hablar, si podes
           tirar tus huesos sobre un miserable catre.
                Cada día que pasa se le hace más difícil la supervivencia,
           sabe que en cualquier momento pueden pasarlo para el otro lado.
           El director le ha ofrecido el traslado, pero parece que no pueden
           ponerse de acuerdo en el precio. El gordo no le va a regalar así
           nomás, toda la guita que juntó afuera con tanto esmero, solo por
           un capricho.



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