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1991-1995
Argentina para 1991 había dejado atrás la hiperinflación, con la entrada en vigencia de la
Ley 23.928, “Ley de Convertibilidad del Austral” o Ley del “uno a uno”. Gracias a la estabilidad económica
lograda con la paridad peso-dólar, y con un contexto internacional signado por el consenso de Washington,
durante el primer mandato de Carlos Menem hubo un sendero de crecimiento económico que parecía
dejar atrás años de inestabilidad e incertidumbre. Por otro lado, la fuerte concentración económica
consolidada durante la dictadura y la desregulación de la economía fueron una tormenta perfecta para la
industria nacional y los sectores asalariados del país. Para finales de 1994 las consecuencias eran visibles,
la desocupación alcanzó al 11,4% del 7,6% que había en 1989, con un fuerte incremento en 1995 que se
disparó al 17,9% y la pobreza comenzaba a ser un problema que se transformaba en estructural.
Otro hito importante, y que marcaría el desarrollo de la vida en democracia hasta la fecha,
fue la reforma constitucional de 1994. Entre otros cambios, introdujo los derechos de tercera y cuarta ge-
neración, normas para la defensa de la democracia y la constitucionalidad, confirió rango constitucional a
los instrumentos internacionales de derechos humanos, estableció que los tratados tienen jerarquía supe-
rior a las leyes, creó nuevos órganos de control, modificó la composición del Senado, acortó los mandatos
del presidente y los senadores, eliminó la elección indirecta del presidente, incorporó el balotaje, creó la
figura del jefe de Gabinete, estableció pautas para distribuir la recaudación de impuestos, reconoció la
preexistencia de los pueblos originarios y sus derechos, fijó la edad máxima de los jueces en 75 años y,
concedió autonomía a la Ciudad de Buenos Aires y definió la recuperación de las Islas Malvinas como un
«objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino». La Convención Constituyente se celebró en
las ciudades de Santa Fe (sede tradicional de las convenciones constituyentes) y de Paraná (primera capital
de la Confederación), y el juramento de la misma por las principales autoridades nacionales y los conven-
cionales tuvo lugar el 24 de agosto de 1994 en el Palacio San José, en la provincia de Entre Ríos.
Mendoza, luego de una fuerte reforma de los instrumentos fiscales del estado y una re-
composición de las empresas públicas que venían de la crisis en el gobierno de Santiago Llaver, asume la
gobernación otro Peronista, Rodolfo Gabrielli, con una visión de continuidad de las políticas medulares
que inaugurara quien lo precediera en el cargo, José Bordón, marcadas por el saneamiento de las cuentas
públicas y la recuperación y fortalecimiento de las empresas provinciales. En 1993 anuncia la creación del
Fondo para la Transformación con los fondos que Mendoza le reclamó a la nación por regalías petrolíferas
mal liquidadas. Si bien las primeras Privatizaciones comenzaron en el gobierno de Bordón, con la Bodega
Giol, en el periodo de Gabrielli se comenzó un plan de privatizaciones que incluía: Los Nihuiles, Obras Sa-
nitarias Mendoza, el Banco Mendoza, la Empresa Provincial de Transporte y Energía Mendoza, muy a tono
con un sentir de época. Gabrielli deja el gobierno en 1995, año de la crisis denominada “Efecto Tequila”,
que repercutió fuertemente en la provincia.
Año 1995-1999
Para 1995 la convertibilidad entraba en crisis, la fuerte dependencia del financiamiento
para el ingreso de dólares generaba una fragilidad absoluta a los “vaivenes” globales. Para finales de 1994
se produjo “la Primera Crisis de la Convertibilidad”, iniciada con la crisis del peso Mexicano o “Efecto Tequi-
la”, la cual generó una fuerte salida de capitales y un aumento en el desempleo. La desconfianza creada
por la devaluación del peso mexicano dio lugar a una caída en el nivel de reservas que habían pasado de
17.930 millones a fines de 1994 a 12.496 millones de dólares para marzo de 1995. A esto le sucedieron la
devaluación del real brasileño, que, con la imposibilidad de devaluar por parte de la Argentina, tuvo un
efecto devastador en la industria nacional, y a mediados de 1997 la crisis del sudoeste asiático, que, por
efectos de la globalización, se expandió a otras regiones del mundo. Argentina sufrió la embestida de
los inversores, que se reflejó en una retracción crediticia a nivel local, afectando tanto al sector público
como al privado. Las provincias y la Nación sufrieron un aumento en las tasas de interés de sus préstamos,
mientras que la falta de crédito para pequeñas y medianas empresas provocó una reducción en los niveles
de inversión y de empleo. Durante ese año, ante el deterioro fiscal y la crisis económica, se profundizó
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