Page 23 - EL AGAPITO
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El Agapito
CAPITULO II
El tribunal había fijado ocho días de debate previendo que
las audiencias se desarrollarían de lunes a jueves por lo cual tenía
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dos semanas ocupadas. Los viernes no había audiencia .
En secretaría de la cámara del crimen pude observar que
tenían debates fijados para todo el año en distintos días de la
semana pero los días viernes eran libres.
¡Cómo se chorean la guita! Yo les daría un maletín a ver si
llegan a hacer en la calle la mitad del sueldo que ganan estos
hijos de puta. Para colmo se creen sabios y ¡Todavía tengo que
ser falso nada menos que con estos chupapijas!
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A mí no me merecían ningún respeto los magistrados .
Me falseaba. Deseaba que cayeran sobre sus cabezas todas las
calamidades y todas las plagas bíblicas. Me alegraba profunda-
mente cuando sobre alguno de ellos o de sus familias caía algún
mal. Mi opinión negativa era para con toda la magistratura
argentina pero el sentimiento no. El odio estaba reservado para
con los magistrados que yo conocía personalmente, con los que
tenía trato o que de una u otra forma se relacionaban con mi
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trabajo diario y si eran del fuero federal , más soberbios,
petulantes y privilegiados todavía, directamente soñaba con
actos terroristas. Cualquiera podría pensar que yo les tenía
30 En realidad no significaba que los viernes los jueces de la cámara no
trabajaran sino que destinaban el último día de la semana para todas las
demás tareas de un tribunal que no tuvieran que ver con el debate. Se
resolvían incidencias, se aprovechaba para tomarse algunas licencias por
razones particulares, viajes, cursos, etc.
31 Se llamaba magistrados a los jueces, fiscales y defensores de pobres y
ausentes.
32 En la Argentina existían dos justicias: la provincial y la federal. Algunos
entendidos en la materia aseguran que la división fue una tontería histórica,
responsable, en gran parte, del aumento de la criminalidad en el país.
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