Page 20 - AIRES DE NUESTRA TIERRA
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                        ¿QUIENES EMPEZARON CUADRO BOMBAL?
                                                 Por Marcio Dapato Calderón

                         Un almacén rosado como revés de naipe
                       brilló y en la trastienda conversaron un truco;
                        el almacén rosado floreció en un compadre,
                       ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.

                       Fundación mítica de Buenos Aires. J.L. Borges.

                  Para el año 1901, Don Domingo Bombal, supo que en sus
           vastos terrenos al sur de la Colonia Francesa (hoy San Rafael) faltaba
           vida. No aquella vida que convivía con el paisaje de sus hectáreas: esa
           que le daba la plenitud a la naturaleza agreste del campo cuyano, más
           bien Domingo buscaba la otra vida, la de la gente que aun no había lle-
           gado. Tuvo el afán de descomponer su estancia en numerosas parcelas
           que con el tiempo vendió a otros viajeros. Gentes que, al igual que sus
           antepasados, habían cruzado el Atlántico de agua y también el de los
           sueños para poblar unos parajes que acaso ya no  eran el fin del
           mundo, si no, uno nuevo.
                  Llegaron más carretas que gemían al andar los caminos y con
           ellas las personas. Juntos  cambiaron  una ínfima porción del  cosmos
           que para ellos era suficiente. En el sur de la América libre la Europa de
           los inmigrantes desensilló sus caballos y entre los temblores y el
           granizo generaron  otro interior de la Argentina.
                  Los osados que llegaron se dieron primero al trabajo de la fin-
           ca y también  a las costumbres. Levaban  nombres que, como todos,
           siempre venían de otros lados: Monzón, Piazze, Cintas, Pretel y otros
           vecinos. Traían en sus manos el rosario, la pala y los azadones como
           soldados en vez de armas y le hicieron frente al arisco desierto: lo
           desmontaron y en sus heridas brotaron las vides y los parrales pero
           también los caseríos y las esquinas. La vecindad se vino en comuna y el
           ferrocarril no se hizo esperar.
                  Un tal Pedro Monzón vino de la antigua Villa Cabecera (actual
           Villa 25 de Mayo). Fue comisario y les dio su apellido a nueve hijos e
           hijas. Estos siguieron haciendo patria en los terrenos de sus padres.
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