Page 20 - TELARAÑA
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          2                   Juan Carlos (Topo) Fernández

                                      Temporal


               La tormenta que azota la ciudad, se ha desprendido vio-
           lentamente  de sus raíces en el mar, dirigiéndose encabritada
           sobre las olas con destino a la costa.  Avanza furiosa entre las
           aguas,  arrasando y destruyendo  todo  lo que encuentra a su
           paso. Aún está lejos de convertirse en un poderoso huracán,
           aunque al ver su  poder  de destrucción, es sin dudas  una
           categoría que le gustaría alcanzar.
               Las ramas de los árboles, pedazos de techos de las casas,
           letreros luminosos y todo lo que no esté fijo al piso, vuela por
           el aire a velocidades inusitadas.
               Grandes y gruesas cortinas de agua, se descuelgan violen-
           tamente de los oscuros nubarrones, golpeando con furia sobre
           las casas, los automóviles y cualquier otra superficie que se le
           interponga. El bestial torbellino, traslada algo más que agua y
           vientos en su vientre, los hechos futuros terminaran confirman-
           do estas palabras.
               La antigua casona edificada sobre la ladera oeste de la coli-
           na, se eleva  sobre todos los terrenos en medio de la nada.
           Resiste como puede y en soledad, los brutales azotes del viento
           y la lluvia.
               La vieja casona construida en madera de fresno y piedras,
           tiene un aspecto tétrico pero señorial. Luego de sufrir el aban-
           dono forzoso de sus únicos dueños, fue ocupada durante mu-
           cho tiempo por malvivientes, holgazanes y drogadictos. Cada
           uno de aquellos ocupas ocasionales, le arrebataron poco a poco
           grandes partes de su estructura. Tanto fue lo que le quitaron,
           que terminaron dotándola de una retorcida y fantasmal desnu-
           dez.
               Ya no le queda absolutamente nada, de aquel aspecto seño-
           rial que luciera otrora, el hermoso piso de cerezo impoluto y
           brillante, se ha transformado en un laberinto peligroso y mortal

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