Page 17 - HUELLAS DE UN ANDAR
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HUELLAS DE UN ANDAR Raúl Villarromero
Cuando me haya ido para nunca regresar,
es seguro que esta copla, retomará mi andar.
Porque me voy quedando, vida mía, en cada cosa,
en la fiereza del viento, en la ternura de la rosa.
Estaré donde mires, vida mía, en todos lados
estaré para recordarte, lo mucho que te he amado.
La vida y la muerte. Dos caras de una misma mone-
da. Conviven entre ellas, una es parte de la otra.
¡Cómo negar la única certeza que tenemos en la
vida, desde el momento mismo en que nacemos, sabemos
que algún día tendremos que partir. Pero por supuesto,
nadie quiere pensar en la muerte, mas ¡cómo negar lo
inevitable!
Se nos puede presentar en cualquier momento, a la
vuelta de cualquier esquina, con total impunidad y sin aviso
previo. También puede hacerse anunciar con distintas
señales. A veces, con largas pulseadas, muy segura de
ganar.
¿Es acaso, tan tremenda, como grande nuestro ape-
go a la vida?...
No lo es, si lo analizamos como la conclusión inevi-
table de nuestro tiempo. Si nos despojamos de nuestros
sentimientos y emociones (si eso fuera posible), y más de
cara a una realidad insoslayable, que nos demuestra: “que
estamos de paso”, “que tenemos un destino o una hora
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