Page 15 - HUELLAS DE UN ANDAR
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HUELLAS DE UN ANDAR Raúl Villarromero
Es notorio comprobar que hasta en los fueros más
pequeños, como en nuestro entorno afectivo o familiar, los
chicos cuentan cada vez con juguetes más sofisticados... y
sin embargo se aburren. Robots que se transforman en
personajes, armamentos y tantas cosas a la vez, que no
les dejan siquiera un huequito para su fantasía e ima-
ginación creativa. Lo apabullan... y antes de que alcance a
disfrutarlo, en la televisión le están proponiendo otro...
otro… y otro.
Un despiadado mercado de consumo, que tiene el
canto de mil sirenas, lo lleva al hombre a rodearse de un
todo, que lo hace sentir vacío. Porque en su gran mayoría
son cosas que no siempre alcanza a disfrutar, porque debe
trabajar más para pagarlas y su tiempo es cada vez más
escaso. Se convierte en “visita” en su propia casa, de la
que sale muy temprano y llega muy tarde.
Sería prudente, cada tanto, el poder preguntarnos:
¿avanzamos o retrocedemos? ¿Un tiempo de sano espar-
cimiento, es una pausa o es un pequeño disfrutar? ¿Es
tiempo ganado o perdido?... ¿La vida sencilla es dema-
siado monótona para algunos, y complicarla un poco no le
viene mal?
Bienvenido todo aquello que llega para elevar nues-
tro nivel de vida, para brindarnos otras alternativas y posi-
bilidades en salud, educación, o en alguna medida tal vez
facilitarnos y alegrarnos la existencia, permitiéndonos una
veraz evolución, donde tomemos real conciencia de nues-
tro deber y nuestra responsabilidad social. Donde nos sea
posible cambiar tanta indiferencia por simpatía y ama-
bilidad, cambiar tanta competencia por solidaridad hacia
nuestros hermanos más necesitados.
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