Page 14 - HUELLAS DE UN ANDAR
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Raúl Villarromero HUELLAS DE UN ANDAR
Has dicho, PROGRESO... y yo, jugando a los opu-
estos, dije: RETROCESO.
Tan cerca, tan lejos, uno del otro, que a veces da la
impresión que cuando avanzamos, también retrocedemos.
Quizás sea, porque todo crecimiento trae consigo algunas
pérdidas.
Hay que desprenderse (a veces con dolor, otras con
placer), de cosas que nos fueron necesarias o valiosas, en
su tiempo... pero la vida sigue y al parecer cada vez más
rápido, no se detiene.
En mis fueros más íntimos creo que el real progreso
es el que incluye al hombre, ayudándolo a crecer, a ser
mejor. El que no deshumaniza al género humano, quitán-
dole la esencia de SER, convirtiéndolo en número, en mi-
núscula pieza de un complejo y audaz engranaje.
No puede el hombre, estar condenando a vivir corri-
endo tras las computadoras, para no perderle el ritmo, para
estar interiorizado de los avances tecnológicos que deter-
minan que lo de ayer, ya es caduco. ¡YA FUE!
Creo que debemos ser cuidadosos, para que a la ni-
ñez, no se le arrebate tempranamente el candor, ni se ava-
salle su imaginación, al darle todo resuelto. Que no le cer-
cene la chance de corretear al aire libre y a pleno sol,
disfrutando de una pelota en el potrero o en el parque de
la esquina. Debemos controlar de cerca, que no la tenga
hipnotizada y a veces idiotizada, frente a una pantalla.
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