Page 16 - GREGORIA
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Graciela Casanova
Allí se instaló la nueva habitante, le habían adjudicado un rancho de
un ambiente con un fogón y una pequeña ventana que daba al oeste, desde
allí podría ver los cerros cuantas veces quisiera, se proveería de agua del
arroyo que corría cerca del montecito de aromos y sauces, podría tener sus
animalitos domésticos como una cabra lechera, gallinas, algún puerco cada
tanto y sembrar un poco de maíz, zapallos, cebollas y ajos (en esa tierras se
daban bien) y… seguramente se le agregaría algún perro cimarrón... de esos
que nunca faltaban.
Contentos los vecinos porque iban a tener a quien recurrir por sus
dolencias, la fueron armando de todo lo que básicamente necesitaba, que
una mesita, un catre, un banquito, un tacho (Pa’ que sirva de olla vió), que
las primeras semillas, un cuero de oveja pa’ abrigarse en invierno, un poco
de leña, unas velas para la noche, que… sí que era noche por esos lares.
Contenta la mujer que no era anciana en aquellas horas, prometió envejecer
en ese sitio y con aquella paisanada buena.
Había llegado con lo puesto la doñita y con un pequeño bártulo en-
vuelto en un poncho raído, transportaba en él la papeleta del documento,
que… nunca mostraba, una muda de ropa, una pava tiznada, mate y bom-
billa, un plato y jarro de lata enlozada, una cuchara de alpaca bien vieja y la
hoja de lo que habría sido un cuchillo carnicero y un poco de yerba… papel
y tabaco porque fumaba la vieja. También atesoraba un rosario, algunas
estampitas muy desdibujadas y un par de escarpines que… se supone que
en algún momento lucieron blancos. La ventaja era, que en donde el otro
que… perdió el abrigo nadie preguntaba nada, todos estaban donde
estaban, por “H” o por ”B”.
Alguien se conmovió por demás y le regaló un vetusto baúl de cuero
duro para que guardara sus cositas, otro de por ahí le hizo llegar un poco de
pan para que con unos mates pasara la noche, “mañana sería otro día”.
Así fue como la Gregoria fue convirtiéndose en parte del lugar,
ganándose una mezcla de respeto y temor, era muy “derecha” la mujer,
con ella no había ni cuentos, ni chismes, ni mentiras , ni remilgos… todo
tenía que ser tal cual fuera. Eso sí, a ella la habían… conchabado pa’ lo
que la habían conchabado y no defraudaría a nadie… en lo posible...
El lugar tendría entonces quién se ocupe de algunas dolencias del
cuerpo y de otras tantas del alma, el tiempo iría pasando atravesado por la
vida misma de los seres que habitaban aquel horizonte lejano y esta historia
puede que sea real o ficticia pero es una historia.
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