Page 22 - ASESINO
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veces, el hecho más duro que se pudiera uno imaginar, no la afectaba
en lo más mínimo.
Entiende que de una manera u otra, lleva sobre sus hombros el
legado de su madre. Seguramente ella habría pensado, aquella vez;
que lo del animalito había sido un accidente. Y para ser exactos, en
realidad lo había sido.
Pues a ninguna persona normal, podría ocurrírsele matara su
propio gato. Eso fue exactamente lo que sucedió en su caso.
Aún hoy, recuerda aquel hecho como si hubiese sido ayer. El
junto a sus amigos solían salir a cazar, a pesar de que aun solo eran
unos niños. Casi diariamente se trasladaban en sus bicicletas, hasta
una gran finca abandonada, ubicada a una veintena de cuadras de sus
casas.
Inventaban trampas poderosas e innovadoras, cada uno de
ellos ponía en práctica la suya.
Cuando no lo dejaban salir a la hora de la siesta, Jorge se
convertía más por necesidad que por gusto, en un ávido lector. En una
de esas ocasiones, pudo leer en un viejo libro de tapas enmohecidas.
Historias de los judíos en los campos de exterminio Nazi. Allí contaban
con lujo de detalles, como fabricaban con lo que tenían a su alcance,
trampas efectivas para atrapar ratones. Muchos de los entrevistados,
relatan con dolor, que aún siguen con vida gracias a ellas. Estuvo
durante un tiempo experimentando en ellas. Por supuesto que lo hacía
a espaldas de su madre. Hasta que un día decidió ponerlas en práctica.
Ahí fue cuando descubrió con pesar, que “Rulo” su pobre e inocente
gatito. No tenía ni un gramo más de inteligencia, que los ratones que
habitaban los campos de exterminio alemanes. De todas maneras y
ante las pruebas consumadas, prefirió seguir creyendo que lo sucedido
aquella vez, había sido un simple y triste accidente.
A su modo de ver, si “Rulo” hubiera utilizado el instinto como
Dios manda, nada de todo aquello hubiera ocurrido.
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