Page 19 - ASESINO
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                 La tarde pinta igual que hace unas horas atrás, hace calor y la
           humedad va en aumento. Lleva  apenas  unos minutos,  frente a  la
           computadora. Aprieta el enter y aguarda la conexión, en aquel punto
           del país internet es un mundo oculto. Los servidores son una mierda,
           por lo tanto la velocidad es directamente proporcional, otra mierda.
                 El  Chat está tranquilo,  demasiado para  su  gusto.  Enciende  la
           radio,  para escuchar  las últimas  noticias  y hacer tiempo.   Espera
           pacientemente a que se conecte, quien podría ser su próxima víctima.
                 “La sombra”  es  su  nuevo Nick,  se ha hecho  popular  entre los
           usuarios.  En  los  últimos  días,  ha  recibido cientos de solicitudes de
           amistad.  Ha tenido  que  hacer una dura selección. No lo hace por
           descortesía, pero—piensa—que hay algunas mujeres, que ni siquiera
           deberían tener computadora.
                 La ansiedad comienza a consumirlo lentamente. El plantón que
           está comiéndose a esa altura, lo agota. No está acostumbrado a que lo
           hagan esperar. Entiende que ella sea una mujer casada, pero cuando
           uno  da la palabra debe cumplirla.  Siente  hambre  nuevamente, lleva
           casi tres horas sentado, son casi las tres de la mañana. El estómago le
           hace  ruido, señal  inconfundible de que  vuelve a pedirle  comida.
           Improvisa un sándwich, con el resto de milanesa que le había quedado
           y sigue haciendo guardia.
                 Por fin se abre el cuadro de dialogo…
                 — ¿Cómo estás?… Le preguntan…
                 —Estoy bien—responde seco. — ¿Qué sucedió  que entraste tan
           tarde?
                 —Mi marido no se dormía, y con el despierto no me animo…—
           ¿Cómo te fue hoy?
                 —Bien, fui al centro a cobrar unos cheques y después volví a la
           empresa…
                 Le miente con todas hace lo mismo, tiene facilidad para hacerlo.
           Es… casi un don, podría decirse.
                 —Yo estuve todo el día en casa súper aburrida. No veo la hora
           de que podamos encontrarnos, te quiero conocer…
                 —Estoy en eso, acordate que también soy casado – aunque sea
           mentira, la respuesta le brota sin titubeos—tengo que  hacer  un
           espacio para escabullirme.





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