Page 17 - EL AGAPITO
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           o con el sobrante inferior de la camisa. En caso de que el baño
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           contara con medidas de seguridad  y, sólo en subsidio ,  la
           operación la  realizaba en el lavamanos, que se mostraba más
           incómodo  y  ofrecía  más  riesgo  de  mojar  los  calzoncillos  y los
           pantalones y hasta  el desmoronamiento mismo del artefacto,
           pero de igual modo era preferible antes de limpiarse con papel
           sin previa- mente enjuagarse y aguantarse la picazón en el upite
           y esa horrible sensación de conservar la mierda en las nalgas.
                 Entró al baño el padre del imputado y se despachó:
                  -¿Cómo va todo Doctor?
                 -Vamos a ver, recién empieza, le respondí.
                 -Yo confío en que Usted me lo va a sacar, no tienen nada
           contra mi hijo. Se está comiendo un garrón -vociferaba el padre
           de José- mientras impunemente largaba el chorro en el mingito-
           rio de al lado. Ni siquiera el muy culiado dejó un mingitorio de
           por medio. Se puso al lado y hasta me dio la sensación del relo-
           jeo para abajo.
                 Ya estaba  acostumbrado a esas frases ambiguas de los
           clientes que, por un lado parecían transmitir confianza al decir
           que  confiaban en que el abogado se los iba a sacar pero por el
           otro  le  restaban  todo  mérito  al  abogado  cuando  decían  que
           contra su hijo no tenían nada. Si salían absuelto porque no había
           nada, ¿Para qué sirvió el abogado? En definitiva, todo era pre-
           sión y más presión.
                 ¡La concha de su madre! ¡No podía ni sacudirme la pija en
           paz! En realidad nunca me la sacudí bien, en parte por ansiedad,
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           en parte porque nunca aprehendí bien la técnica , lo cierto es

           22  Término utilizado en la jerga abogadil para significar que si no se obtenía lo
           pretendido en primer lugar, entonces se conformaba con lo segundo. Algo así
           como el viejo dicho que dice: no habiendo pan, buenas son las tortas.
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              Otra explicación quizá se deba a que en la pared del baño del colegio en el
           que Agapito cursó el secundario en la  que precisamente se ubicaban los
           mingitorios estaba escrita la leyenda: “más de tres sacudidas es paja”. Para
           esa época se masturbaba hasta cinco veces por día y no quería excederse por
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