Page 16 - EL AGAPITO
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Fabián Hathallah
algún que otro testimonio de oídas 19 respecto de la personalidad
violenta de José, o que le pegaba a la esposa, etcétera, pero que
dieran cuenta del acto homicida, de ninguna manera.
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El presidente habló al oído con ambos vocales . Dos
minutos en total y dijo: Vamos a hacer un breve cuarto inter-
medio de no más de cinco minutos, les pido que permanezcan
en la sala, para resolver la cuestión planteada por la Defensa en
cuanto a la presencia de la prensa durante la producción de la
prueba. En cuanto a lo primero desde ya se ordena que por
secretaría se tomen todas las medidas necesarias para evitar el
contacto. Evitando las miradas del público y pese al pedido del
Presidente, salí de la sala de debates. El humo en la manga y el
ruido de los pedos ya se percibían antes de que empujara la
puerta. Meada, escupidas y más pedos. En otro momento, no
podía ser mejor el placer, pero en ese momento, era todo apuro.
Sólo daba para echarse la meada. Aunque ya me cagaba no había
ni tiempo ni comodidades. Había papel pero del inodoro no salía
agua y la puerta de ingreso no contaba con pasador, llave ni
traba alguna. Yo tenía una maña y era la siguiente: Cada vez que
cagaba necesitaba lavarme el culo con agua y jabón o al menos
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sólo con agua . Si no había bidet, entonces tiraba la cadena
para que saliera la mierda. Realizaba la misma operación hasta
que se eliminaran restos o gotitas pegadas en los costados y el
agua quedara transparente y entonces metía la mano derecha
en el agua y me lavaba el culo hasta que este quedara bien
limpio. Luego me secaba con papel o con cualquier toalla colgada
19 Testigos de oídas se llamaban a los que declaran lo que otros le dijeron que
vieron o escucharon, pero que ellos no presenciaron con sus sentidos.
20 Cierta vez, la opinión pública alimentada por la prensa amarilla creyó ver
alguna irregularidad en estas prácticas, por ej., en uno de los tribunales del
juicio conocido como María Soledad.
21 Estudios recientes determinaron que el motivo por el cual Agapito Shöeder
nunca visitó Chile, se debía, entre otras cosas, por el hecho de que en ese
país, no acostumbraban a colocar bidets en los baños.
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